El principal motivo que mueve a un potencial inversor a investigar sobre los fondos de inversión es ver cómo sus ahorros no generan ningún beneficio: en ese caso, la inversión en un fondo parece la solución, pero ¿cuál es la diferencia entre renta fija y variable?
¿Qué es un fondo de inversión?
Los fondos de inversión son unos instrumentos accesibles para cualquier persona que quiera ver crecer sus ahorros. Ni siquiera es necesario que se disponga de un gran capital: el inversor, a través de una gestora, se convierte en partícipe de una inversión colectiva que dará un rendimiento a cada uno de los inversores bien por el pago de dividendos, o bien por el incremento de la cotización de los valores del fondo.
Asimismo, la fiscalidad de estos fondos es muy interesante y representa una ventaja a la hora de decidirse.
¿Cuales son las diferencias entre renta fija y renta variable?
A grandes rasgos podemos decir que la renta fija te garantiza una rentabilidad con un mínimo riesgo, pero más limitada, mientras que la renta variable es más arriesgada pero puede ofrecer rentabilidades mucho más elevadas, es decir: a mayor riesgo, las rentabilidades que se pueden conseguir son más altas también.
Los productos de renta fija suelen ser de deuda pública, como los bonos y obligaciones del Estado, mientras que los de renta variable invierten en acciones emitidas por empresas, es decir, en bolsa.
¿Qué me conviene?
Para poder llevar a cabo una buena operación lo más importante es que esta se ajuste a nuestro perfil, y tener una perspectiva temporal de nuestra inversión:
- Perfil del inversor:
- Es esencial tenerlo en cuenta a la hora de elegir una renta fija o variable. La renta variable no estará indicada para aquel que busque ante todo una seguridad para sus ahorros y que sufra cada vez que ve como el valor de sus activos está bajando. Si eres del tipo de inversor que valora más su tranquilidad, no quiere estar pendiente de las caídas del mercado o no tienen ningún conocimiento de finanzas una renta fija es la opción más adecuada.
- Un perfil completamente diferente es el del inversor que necesite o se pueda permitir asumir más riesgos para obtener una buena rentabilidad. Esta rentabilidad, como hemos dicho, crece cuanto mayor riesgo asumimos así que, aunque la gestión de nuestros fondos esté en manos de expertos, si nos decidimos por un producto de renta variable es interesante tener ciertos conocimientos financieros para entender y valorar convenientemente las fluctuaciones del mercado sin grandes sobresaltos.
- Perspectiva temporal: Algo fundamental a la hora de elegir es valorar si la inversión debe ser a corto o largo plazo y la agilidad de los movimientos que precisemos: los productos sujetos a rentas fijas son menos volátiles, más estables, por lo que están pensados para el corto-medio plazo. Sin embargo si lo que nos interesa es la inmediatez a la hora de poder operar, los fondos de renta variable nos permiten vender y comprar acciones de forma muy rápida pero serían más adecuados para un largo plazo dada la volatilidad de sus activos.
Finalmente, una buena opción son los fondos mixtos, que nos ofrecen la posibilidad de combinar renta fija y variable para conseguir un equilibrio entre riesgo y rentabilidad. En general son muchos los fondos que diversifican sus carteras participando en diferentes productos con la finalidad de racionar el riesgo. Solamente los depósitos bancarios están exentos por completo de riesgo.
La elección final dependerá entonces del resultado al colocar en la balanza todos estos elementos y, por supuesto, de lo atrevido que sea cada inversor.
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