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Guía para elegir el crédito a plazos adecuado

Existen diferentes modalidades de créditos a plazos, por eso con esta guía seguro que podrás encontrar la que mejor satisfaga tus necesidades financieras.


Entendemos por créditos a plazos, en un sentido amplio del término, todo aquel dinero prestado mediante un acuerdo de devolución fraccionado, en un tiempo y una forma determinada. Puede adoptar una forma jurídica de un contrato de préstamo o un crédito propiamente hablando.

El plazo de un crédito (o un préstamo) es una de las variables del contrato que más importancia tienen. Dado que el capital solicitado está en función del dinero que efectivamente necesitamos y el interés a cobrar puede ser negociado y, además, si sigues nuestras publicaciones estarás al tanto de las mejores ofertas, el plazo es el factor restante para determinar la cuota que tendrás que asumir.

En este artículo encontrarás todo lo relativo a esta variable, para que la domines y puedas escoger y negociar los créditos a plazos, de cualquier tipología, más ventajosos.

¿Qué son los créditos a plazos?

Normalmente llamamos crédito a un tipo de financiación. Sin embargo, si adoptamos este concepto en su sentido más amplio, podemos entender como crédito un método de financiación: un dinero prestado a devolver en una serie de plazos.

Entendemos por créditos a plazos a los contratos de préstamo dinerario, en un sentido amplio del término. Se trata de un mecanismo para conseguir financiación para nuestros proyectos o la adquisición de bienes.

Efectivamente, dependiendo del sistema jurídico y financiero que se adopte, los créditos pueden tener unas condiciones u otras, incluyendo la variable del plazo para su devolución. Se trata de diferentes productos financieros dentro de un esquema general: el contrato de préstamo dinerario.

Este contrato se caracteriza por el desembolso de una cantidad de dinero de una parte, entregándosela a otra a cambio de percibir un interés por la misma. La devolución del dinero prestado y de los intereses que se generen a favor del prestamista se establece en un período de tiempo determinado: el llamado plazo para su devolución.

En los créditos, los plazos para la devolución es un factor al que se debe prestar atención

Es un elemento del contrato de suma importancia. Dentro del período temporal estipulado el dinero e intereses debe devolverse, en una o múltiples liquidaciones (normalmente se devuelve de un modo fraccionado durante todo el plazo de devolución del crédito).

Los créditos a plazos y las cuotas a pagar

Como norma general, los créditos se devuelven en cuotas mensuales. Aunque pueden existir distintas periodicidades y diversos sistemas de cálculo, suele utilizarse el sistema de amortización francés.

Este cálculo tiene en cuenta el capital pendiente de devolución y los intereses a pagar. De esta forma, se liquida una cuota periódica con un importe fijo.

Sin embargo, la parte proporcional que corresponde a la devolución del capital solicitado y la parte que pertenece al pago de intereses varía en cada cuota.

Las cuotas de los préstamos suelen calcularse mediante el sistema de amortización francés. Este método ofrece la devolución en liquidaciones periódicas de igual cuantía, no obstante, en cada cuota varía la parte destinada al pago de capital y al pago de intereses.

Según nuestro Código Civil, el pago de intereses prima sobre la devolución del dinero prestado. Por lo tanto, en las cuotas mensuales calculadas mediante el sistema de amortización francés, suele pagarse una alta cantidad de intereses al principio del préstamo. Conforme vaya avanzando la vida de dicho préstamo hasta su vencimiento, la parte de intereses se reduce paulatinamente e iremos amortizando una mayor parte del capital.

Existen otros sistemas para el cálculo de las cuotas, como el sistema alemán o el sistema americano. Este último suele utilizarse en los instrumentos de deuda emitidos al público en general, es decir, los empréstitos (los activos de renta fija, como los bonos, obligaciones, etc.). Se basa en el pago periódico de los intereses y, al final del plazo del préstamo, se devuelve la totalidad del capital solicitado, junto con el último pago de intereses.

Lo importante a tener presente a la hora de solicitar créditos a plazos es buscar, comparar y negociar las condiciones del mismo; el plazo se incluye en una de estas variables.

¿Por qué es importante tener en cuenta los plazos de los créditos?

Si solicitamos un dinero determinado y con un interés determinado, para calcular el montante de la cuota periódica a pagar sólo resta incluir el plazo en la ecuación. Así pues, es un factor que debe ajustarse con fines de no crear tensiones financieras en nuestra vida.

Por otra parte, los créditos a más de un año se conceden en régimen de interés compuesto. Esto quiere decir que los intereses se suman al capital pendiente de devolver y generan nuevos intereses a pagar. Así pues, cuanto mayor sea el plazo de devolución del préstamo, más intereses se deberán abonar.

¿Dónde está el equilibrio entonces?

Como todo, si reducimos el capital solicitado al máximo, menos intereses devengará (puesto que el interés suele venir expresado como un porcentaje aplicado sobre el capital pendiente). Este sería el primer factor a tratar.

El segundo, pero no menos importante, es tratar de encontrar y negociar los productos financieros con mejores condiciones, para ahorrar costes. En este aspecto, el comparador de Credexia puede serte de gran utilidad.

Y entramos de lleno en el tercer factor y objeto de este artículo: el plazo de amortización. Para calcular el plazo, lo que debemos tener claro es nuestro nivel de ingresos, nuestros gastos, capacidad de ahorro y un presupuesto mensual claramente establecido.

Mantener un control de nuestras finanzas personales nos será de gran utilidad a la hora de adecuar todas y cada una de las condiciones de los productos financieros. Contratar aquellos que efectivamente se adecuen a nuestras necesidades.

El plazo de los créditos tiene importancia porque es una de las variables que determina el montante de las cuotas a pagar e incide sobre la cantidad total de intereses a pagar. Se debe equilibrar adecuadamente.

Las entidades bancarias y de crédito suelen tener en consideración que la carga financiera del solicitante no sea superior al 35% de sus ingresos. Esto se traduce en que, las cuotas totales a pagar de todos tus préstamos no deben sumar un importe superior a este porcentaje.

No sólo por el motivo de que nuestro crédito a plazos pueda ser denegado, sino para no poner en riesgo por nuestra salud financiera.

Así pues, se deberá establecer el plazo de un crédito en tanto que el cálculo de las cuotas mensuales no sea superior a nuestra capacidad de devolución.

No deben comprometer nuestra economía y nuestra capacidad de pago, pudiendo incluso incurrir en riesgo de impago. Para ello, existen simuladores de créditos online y la propia entidad financiera debe ofrecerte un cuadro de amortización para poder calcular estas cuestiones.

Según los expertos financieros, nunca se deben pagar cuotas superiores al 35% de nuestros ingresos mensuales (sumando la totalidad de los créditos que tengamos vivos)

Si se hacen todas las tareas descritas:

  1. Podremos encontrar el producto más adecuado y barato.
  2. Negociaremos con las entidades como profesionales de las finanzas y desde una posición más fuerte.
  3. La devolución de los créditos a plazos no nos supondrá una angustia financiera.
  4. Mejoraremos el historial y la relación con nuestro banco, mostrando seriedad y pudiendo acceder a mejores condiciones de financiación.

Las entidades financieras pueden dejar que el solicitante escoja el plazo para la devolución del préstamo concedido, pero siempre acotando un período mínimo y máximo.

Es preciso conocer cuáles son las políticas que reinan en la industria de financiación en cuanto a los plazos de devolución de las diferentes tipologías de créditos.

¿Cuántos tipos de créditos podemos encontrar y cuáles son sus plazos?

Existen tantos tipos de créditos (recordemos, en el sentido amplio de la palabra) como necesidades de financiación podamos tener.

Cada cual se adapta a una situación concreta y debemos conocerlos para contratar el más adecuado, teniendo siempre presente los plazos de devolución que el sector suele establecer en cada uno de ellos.

Cada tipo de crédito tiene sus propias características, finalidad y condiciones; incluyendo los plazos permitidos para su devolución

Las condiciones de cada tipo de crédito son distintas. Se trata productos financieros independientes, con ofertas distintas. Estos son los tipos de créditos a plazos más característicos para los particulares y sus condiciones.

Líneas de crédito

Pasamos a ver el término “crédito” en el sentido estricto de la palabra. Para los clientes particulares estos productos suelen estar instrumentados en una tarjeta de crédito, la cual da soporte a la línea de crédito.

Esta es la diferencia fundamental entre un crédito y un préstamo:

  • Un préstamo es el adelanto de una cantidad para la devolución según un cuadro de amortización establecido y acordado por las partes. Es decir, se presta la totalidad del dinero solicitado y debe ir devolviendo este dinero, más los intereses devengados, en las liquidaciones acordadas.
  • Un crédito es la puesta a disposición de un dinero, pero el solicitante tiene facultad para utilizarlo o no utilizarlo. El dinero está disponible y se pagará interés por la cantidad efectivamente utilizada. Conforme se abone de nuevo el dinero, volverá a estar disponible en la línea de crédito.

El dinero utilizado en una línea de crédito puede devolverse a final de mes o puede fraccionarse en varias cuotas, convirtiéndose en un crédito a plazos.

Sin embargo, estos productos financieros están diseñados para los gastos mensuales del día a día (las finanzas operativas): son productos para el corto plazo.

De esta manera, los plazos permitidos para la devolución del crédito, en caso de fraccionar el dinero dispuesto, no suele superar los 3 años (36 meses).

Préstamos personales

Entendemos por préstamo personal a un contrato de préstamo en el cual la única garantía que existe es el patrimonio, presente y futuro, del prestatario.

No existe ningún tipo de bien real que actúe como garantía ni ninguna otra persona que intervenga como garante subsidiario (los llamados avalistas).

Estos préstamos son los más solicitados para las compras de bienes duraderos (un coche, un frigorífico, un viaje, etc.).

Las entidades de crédito (bancarias o extra bancarias) cuentan con el riesgo que supone si el prestatario incurre en un impago o insolvencia. Por este motivo, suelen ofertarse con unos plazos medios de ocho años (pudiendo extenderse hasta diez en función de la finalidad del préstamo o el bien adquirido).

Lo principal a tener presente a la hora de establecer el plazo para este tipo de préstamos es ajustarlos a la vida útil del bien adquirido o del proyecto realizado. No se puede pagar un préstamo durante diez años por un bien que puede durar cinco, puesto que deberemos renovarlo y las cuotas se solaparán con las de un nuevo préstamo personal.

Anticipos de nómina

Son productos de financiación a corto plazo, pensados para los clientes bancarios que cuenten con una nómina o ingresos regulares demostrables. Suelen ofertarse a la hora de abrir una cuenta bancaria.

Su finalidad suele ser la atención de las urgencias de tipo económico que puedan surgir. La cantidad a prestar, en términos generales, no sobrepasa los ingresos demostrados (nómina, pensión, etc.) o un porcentaje de los mismos. Teniendo que devolverse íntegramente cuando se perciba el próximo ingreso o bien con posibilidad de fraccionamiento.

En caso de fraccionarse, al ser reducido el importe y por la propia naturaleza de este producto, las entidades suelen conceder plazos que no superan el año (son productos de corto plazo).

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Hipotecas

Las hipotecas son préstamos en los cuales interviene la garantía hipotecaria de un inmueble. Normalmente se denominan hipotecas a los préstamos cuya finalidad es la compra de una vivienda, para distinguirlos de los préstamos con garantía hipotecaria con otra finalidad.

Aunque la fórmula jurídica y financiera es la misma en los dos casos, las condiciones en ambos tipos de préstamos cambian según sea el fin del préstamo.

En primer lugar, cuando se trata de adquirir la primera residencia, las entidades financieras suelen ofrecer un porcentaje de financiación mayor (sobre el valor del bien hipotecado).

Cuando la finalidad es la compra de una segunda vivienda u otros proyectos (por ejemplo, una reforma), el importe de préstamo se reduce en relación con el valor del inmueble objeto de la garantía hipotecaria.

Los plazos también suelen ser distintos en un supuesto u otro. Para conseguir nuestra primera vivienda siempre habrá más facilidades y plazos de amortización más largos.

Cuando hablamos de préstamos con garantía hipotecaria en general, se presupone que se solicitan por un importe elevado, en caso contrario el prestatario podría recurrir a los préstamos personales.

Efectivamente, cuando se trata de un importe que supone un mayor riesgo para la entidad prestamista, suele requerirse alguna garantía adicional. Esto implica, también, que al existir dicha garantía y cubrir de este modo gran parte del riesgo que supone la operación financiera, se permiten plazos de devolución más dilatados.

Se ha comentado anteriormente la íntima relación que existe entre el importe del crédito concedido y el plazo para su devolución, por lo tanto, en las hipotecas, el importe y el plazo de devolución aumentan paralelamente (en caso contrario tendríamos que asumir una cuota desmesurada).

Como norma general, las ofertas en cuanto a hipotecas a tipo variable incluyen plazos de amortización más largos que cuando se contratan a tipo fijo. Y, en resumen, los plazos de un préstamo con garantía hipotecaria pueden oscilar entre los 5 y los 30 años, dependiendo de la finalidad, la oferta existente y el tipo de hipoteca que se trate (fija o variable).

Mini préstamos

Los mini préstamos (también llamados mini créditos), como su propio nombre indica, son préstamos de baja cuantía, a devolver en un período de tiempo muy reducido.

La característica principal de estos productos de financiación es su agilidad en la tramitación de la solicitud y en la respuesta. El solicitante puede tener el dinero a su disposición en cuestión de minutos. Son créditos ideales para solventar cualquier problema financiero imprevisto.

Los plazos para su devolución están muy acotados (en acorde con las cantidades concedidas). Normalmente, este tipo de préstamos rara vez supera los 500 €. Así pues, la devolución suele producirse en una única cuota con vencimiento entre 7 y 30 días.

Pudiera ser que exista la posibilidad de fraccionamiento en dos o más cuotas, a pagar mensualmente (depende de la oferta que podamos encontrar).

Préstamos rápidos

No se deben confundir los préstamos rápidos (o créditos rápidos) con los mini préstamos (anteriormente descritos), aunque comparten características. Este tipo de préstamos se asemejan a los préstamos personales, la diferencia radica en la capacidad de conseguir la tramitación del préstamo en un menor tiempo.

Al reducirse el tiempo de tramitación, estudio de la solicitud y solvencia del prestatario, también aumenta el riesgo para las entidades prestamistas. Por esta razón, los préstamos rápidos se ofertan por cantidades menores que cuando se trata de un préstamo personal ordinario. Generalmente, no suelen superar los 5 000 €.

Como es de suponer, al reducirse el importe concedido, los plazos permitidos para la devolución de este tipo de créditos también se ven recortados. Las ofertas existentes suelen incluir un plazo de amortización máximo que oscila entre uno y cinco años.

Prestamos Peer To Peer (P2P)

Este tipo de préstamos son concedidos entre particulares. Gracias a las tecnologías de la información, existen una serie de plataformas que permiten el desarrollo del llamado crowlending.

El crowlending es la financiación de proyectos, empresas y particulares mediante la captación de dinero procedente de numerosos prestamistas que actúan a modo de inversores.

Se trata de una especie de comunidad financiera en la que todos pueden aportar capital para ser prestado y obtener una rentabilidad en forma de intereses por el mismo.

Del mismo modo, es posible solicitar financiación y encontrar a algún particular (o conjunto de ellos) que actúe a modo de prestamista.

En definitiva, se trata de un modelo de crédito ordinario. Únicamente se diferencia de las otras fórmulas en cuanto a que en este sistema de financiación no es preciso que intervenga una entidad bancaria o de crédito.

Las ofertas en relación a importes máximos, intereses y plazos de devolución pueden ser de diverso tipo. En general, existen créditos P2P cuyos plazos se encuentran en un rango de entre un año a diez años.

¿Qué debes saber sobre los créditos a plazos?

Además de la importancia del plazo, también debes tener en consideración otras variables de los créditos a plazos.

Intereses a pagar

Además de tratar siempre de encontrar las mejores ofertas en cuanto a intereses, debes saber que según el tipo de préstamo que se trate, las ofertas son dispares.

Por ejemplo, en los préstamos con garantía hipotecaria se aplica un interés mucho menor que en los mini préstamos. Esto se debe a que el riesgo para las entidades prestamistas se reduce al existir una garantía real, frente a la concesión de un crédito de un modo rápido, sin analizar a fondo la solvencia y capacidad de devolución del cliente (por este motivo también se conceden por importes muy reducidos).

Para valorar los intereses a pagar, debes atender a dos variables:

  • Tipo de Interés Nominal (TIN): es el interés efectivo que debes asumir en un período de tiempo determinado (anual, trimestral, mensual, etc.).
  • Tasa Anual Equivalente (TAE): es una fórmula calculada en base al TIN, las comisiones y otros gastos del crédito y el plazo de devolución. La TAE muestra los costes de la operación de una forma más realista y permite comparar entre distintos productos financieros.

Comisiones

Muchas veces, el solicitante comete el error de incidir tanto en los intereses a pagar que olvida otros aspectos importantes de la oferta de crédito y de la negociación: las comisiones que debe pagar.

En efecto, las comisiones son un elemento perfectamente negociable y que puede resultar gravoso para el cliente (en ocasiones incluso más que el interés). Existen diferentes tipos de comisiones, aplicables según el tipo de crédito a plazos que escojamos:

  • Comisión de apertura.
  • Comisión de estudio.
  • Comisión por amortización anticipada.

Estos factores, junto con la elección de un importe verdaderamente adecuado para nuestras necesidades y, como no, la elección de la tipología de créditos a plazos adecuada (con el plazo de devolución perfectamente diseñado), podrá hacer que alcancemos todas nuestras metas financieras.

¿Te ha quedado alguna duda pendiente sobre los créditos a plazos? Consúltanos, nuestra misión es ayudarte a encontrar el producto financiero más adecuado y seguro para tu situación financiera.