¿Es posible maximizar el rendimiento pasivo en las inversiones financieras? Como seguramente sabrás, el mundo de las inversiones puede llegar a ser complejo.
Los mercados fluctúan constantemente y las noticias financieras sobre este o aquel activo no paran de bombardearnos y pueden hacer que se pierda la perspectiva y no se aproveche todo el potencial de rentabilidad que puede obtenerse.
Para que esto no te suceda, en este artículo te proporcionamos una serie de claves, consejos y estrategias básicas que te ayudarán a tomar mejores decisiones de inversión, que al final se traducen en un mejor rendimiento.
Consejos antes de invertir
Este artículo se divide en dos partes. Por un lado, ofrecemos una serie de estrategias y recomendaciones para maximizar los beneficios que se deben llevar a cabo antes de invertir.
En la segunda parte, veremos las correspondientes a las inversiones propiamente dichas. Es decir, una vez decidas invertir tu dinero. Así pues, comenzamos.
Mantén un fondo de liquidez
Si bien, el primer paso para optimizar la rentabilidad de tus inversiones es crear un fondo de emergencia que debe mantenerse completamente disponible, es decir, con la máxima liquidez.
Uno de los mayores desafíos de cualquier inversor es afrontar y gestionar imprevistos en su economía personal, lo que provoca que se tenga que deshacer la inversión por necesitar dinero líquido.
Nunca subestimes tus necesidades de liquidez, porque si te ves forzado a retirar el dinero invertido habrá consecuencias:
- Puedes tener que vender tus activos financieros (como acciones o bonos) en el peor momento del mercado y sufrir pérdidas.
- Dejarás de obtener ingresos pasivos que puedes reinvertir (como intereses o dividendos), interrumpiendo tus planes y objetivos.
- Si vendes tus acciones con ganancias, tendrás que declarar los beneficios en tu próxima declaración de la renta, con lo que no puedes llevar a cabo la optimización fiscal que permite un mayor crecimiento de tus ahorros.
Por estos motivos, es recomendable comenzar organizando tus finanzas personales, crear un plan de ahorro y constituir un fondo para emergencias.
Además, tener un fondo en liquidez te permite aprovechar las oportunidades de inversión que se dan en los mercados. Esta es la primera fórmula que te ofrecemos para maximizar tus ganancias.
¿Y de cuánto dinero tiene que ser el fondo de emergencia? Bueno, cuanto más, mejor. Puedes destinar una pequeña parte de tu ahorro a incrementarlo. Sería como una partida presupuestaria denominada “ahorro a corto plazo”. No obstante, lo mínimo que deberías mantener es entre 6 y 12 salarios mensuales (o la cantidad de ingresos que tengas.
¿Y cómo deberías gestionarlo? Para este propósito están diseñados los productos de ahorro con total liquidez. Se trata de cuentas remuneradas que te permiten acceder a los fondos en cualquier momento, sin penalizaciones.
Además, estas cuentas de por sí te ofrecen un ingreso pasivo en forma de intereses.
Un ejemplo claro es la Cuenta D de Freedom 24, con la que puedes conseguir hasta un 5,31% de interés anual si la abres en dólares (3,64% en euros) y te paga los intereses diariamente.
De esta manera, obtienes una alta rentabilidad sin poner en riesgo el capital necesario para afrontar imprevistos. El resto del ahorro puedes destinarlo tranquilamente a conseguir rendimientos pasivos más elevados (aunque tengan algo más de riesgo).
Fija objetivos y un plan para cumplirlos
Tener un plan de inversión es la siguiente tarea para maximizar tu rentabilidad. Si inviertes sin sentido, sin una hoja de ruta, lo más probable es que no tomes las decisiones adecuadas.
Por ello, necesitas claridad y dirección. Establecer objetivos claros, un horizonte temporal realista para cumplirlos y una hoja de ruta que te lleve a tu destino.
¿Y por qué es importante todo esto? Sencillamente porque hace posible adaptar las estrategias de inversión a tus necesidades.
Además, si no sabes hacia dónde vas, no puedes realizar mediciones ni ajustes.
Por otra parte, tener una meta te aporta motivación, disciplina y una focalización para alinear todos los esfuerzos en un mismo fin.
Todo ello se traduce en paz mental y, por supuesto, una optimización de tus rendimientos.
Por ejemplo, si tus objetivos es conseguir ingresos pasivos, deberías enfocarte en activos que proporcionen intereses y/o dividendos elevados. De esta forma tendrás flujos de dinero constante.
Define tu perfil como inversor
Antes de lanzarte a las inversiones financieras es preciso que determines cuál es el nivel de riesgo que puedes asumir.
Si te encuentras incómodo con las fluctuaciones que pueden sufrir tus acciones en los mercados, seguramente estás asumiendo más riesgo del que toleras.
En realidad, no hay una regla fija para establecer cuál es el perfil de riesgo de una persona, es un asunto que debes investigar mediante un trabajo de introspección. Puedes comenzar haciéndote esta serie de preguntas:
- ¿Cuál es mi horizonte temporal?
- ¿Cuál es mi capacidad de ahorro?
- ¿Cuál es mi nivel de ingresos actual y qué perspectivas tengo?
- ¿Tengo facilidad para cambiar de trabajo o conseguir nuevos ingresos en caso de que me fallen los actuales?
- ¿Cuál es mi nivel de deudas u otras responsabilidades financieras?
- ¿Cuánto tiempo me falta para acceder a la jubilación?
- ¿Me siento cómodo con las inversiones con alta volatilidad (muy fluctuantes) o prefiero la estabilidad?
- ¿Tengo experiencia en el mundo de las inversiones?
- ¿Entiendo bien los diferentes tipos de activos y sus riesgos?
- Si el mercado cae un 20%, ¿podría dormir con tranquilidad?
- ¿Y si cae un 10%?
Existen varios tipos de perfiles de inversor, pero básicamente se clasifican en tres categorías:
- Conservador: su tolerancia al riesgo es muy baja. Prefiere la estabilidad y preservar su capital antes de que crezca muy rápidamente. Su objetivo suele ser conseguir un rendimiento que le permita sortear la inflación. Suele decantarse por los depósitos bancarios y los activos de renta fija (deuda pública). Asimismo, puede invertir, más o menos, un 10% de su capital en acciones (renta variable).
- Moderado: este tipo de inversor busca el mejor equilibrio posible entre riesgo y rentabilidad. Tiene una cierta tolerancia al riesgo y ello le permite adoptar posturas más dinámicas. Suele combinar activos de bajo riesgo (depósitos, bonos, etc.) con acciones de empresas; y más o menos en un porcentaje similar (por ejemplo, 60%/40%).
- Agresivo: sin llegar a ser un kamikaze, este tipo de inversor es capaz de soportar que el mercado fluctúe con violencia sin inmutarse. Tiene una alta tolerancia al riesgo y ello le permite la búsqueda de rendimientos por encima de la estabilidad. La mayor parte de su cartera está compuesta por activos de renta variable, pero también puede tener un 20%-25% en otros productos financieros más estables.
¿Cuáles son las mejores estrategias para invertir con éxito?
Una vez vistas las cuestiones previas y diseñar un plan de inversión que te permita aprovechar el rendimiento pasivo. Estas son algunas de las estrategias a seguir en la ejecución de dicho plan.
Adopta un enfoque de largo plazo
Es recomendable optar por una estrategia de largo plazo debido a que proporciona mayores oportunidades de crecimiento del capital y una mejor gestión del riesgo.
La reinversión de los beneficios provoca que tu dinero crezca a un ritmo exponencial, debido a la magia del interés compuesto. Cuanto más tiempo permanezcas invertido mayor serán sus efectos.
Además, los mercados suelen suavizar las subidas y bajadas en el largo plazo.
A corto plazo pueden llegar a ser demasiado eléctricos, pero en horizontes dilatados es posible aprovechar una tendencia alcista del mercado que haga a tus activos revalorizarse.
Por esta razón, si inviertes a largo plazo, es posible que puedas asumir algo más de riesgo, con el consecuente aumento de los rendimientos que conlleva.
En resumen, combinas los siguientes elementos:
- Una mejor gestión del riesgo que te permite aumentar la rentabilidad.
- La posibilidad de realizar aportaciones periódicas de capital que hagan crecer tus inversiones.
- Aumento del tiempo expuesto a la magia del interés compuesto.
- Al no vender tus activos, no tendrás que declarar las ganancias (¡ojo!, sí que tendrás una retención cada vez que cobres los correspondientes intereses y dividendos).
- Reduces las comisiones y los costes de transacción (la pérdida puede llegar a ser significativa, porque ese dinero también tiene potencial de multiplicarse debido a la reinversión).
Todos estos factores, trabajando en conjunto, contribuyen a que tu capital crezca de forma significativa.
Ahora bien, si hay algo que destacar en esta estrategia es la necesidad de paciencia y disciplina, pero para eso ya tienes marcados tus objetivos y tu plan de inversión diseñado.
Diversifica tu cartera
Una de las prácticas más importantes que debes llevar a cabo si quieres invertir con éxito a largo plazo y optimizar tu rentabilidad es crear una cartera de activos bien diversificada.
La diversificación se refiere a la necesidad de distribuir tu capital entre diferentes tipos de activos financieros para minimizar el riesgo.
Se trata de seguir el viejo principio financiero que reza “no poner todos los huevos en la misma cesta”. Así reduces la posibilidad de que una caída en un solo activo o sector afecte significativamente tu inversión global.
Por ejemplo, imagina que inviertes únicamente en acciones de una empresa y ante un mercado bajista podrías verte perjudicado.
Sin embargo, si tienes una cartera con distintas acciones, de sectores diferentes y de varias zonas geográficas, tus pérdidas se verían amortiguadas.
Es más, si incluyes bonos, depósitos, planes de ahorro y la rentabilidad que proporciona tu cuenta remunerada, es posible incluso que la caída de alguno de estos activos se vea compensada y obtengas ganancias en tu cartera global.
En definitiva, gracias a la diversificación puedes ajustar la cartera a tu perfil de riesgo. Pero, además, también te permite aprovechar una mayor variedad de oportunidades de crecimiento.
Por otra parte, tienes que ser consciente de que no suprime directamente el riesgo, sino que lo amortigua y permite gestionarlo.
Así pues, al invertir es necesario llevar a cabo una estrategia de diversificación en que se incorporen múltiples tipos de activos.
Al establecer tu perfil de riesgo tendrás las primeras claves de cómo iniciar tu
estrategia de diversificación. Después, en función de las condiciones económicas y el comportamiento de los mercados, debes definir bien los activos a incluir y el peso que deben tener cada uno de ellos en tu cartera global (en el mundo financiero, a esto se le conoce como el Asset Allocation).
La diversificación, más que ayudarte a generar mayores rendimientos, lo que hace es disminuir las probabilidades de que tengas pérdidas importantes, que no es poco. También hace posible que puedas adoptar posturas algo más agresivas y aumentar tu rentabilidad.
No te olvides de que siempre es recomendable tener productos de bajo riesgo en tu cartera. Más allá de las cuentas remuneradas de alto rendimiento (para gestionar tu liquidez y tu fondo de emergencia), también tienes planes de ahorro de alto rendimiento para mejorar el binomio rentabilidad/riesgo.
Si atacas por dos frentes (maximizar de las ganancias y reducir el riesgo), la probabilidad de éxito en tus inversiones aumenta notablemente.
Monitorización y ajuste periódico
Invertir a largo plazo y mantenerse bien diversificado no es suficiente para sacar el máximo provecho de tus inversiones. Es preciso no adoptar un enfoque completamente pasivo.
Esto no quiere decir que tengas que llevar a cabo una inversión demasiado activa (excepto cuando la situación lo requiera), sino que tienes que ser consciente de que es necesario realizar un seguimiento y gestión, que puede implicar cambios en tu cartera.
Los mercados financieros son un ente vivo y reaccionan en función de la situación económica. Así pues, ante una recesión, es posible que tengas que incrementar tu porcentaje de renta fija, depósitos o planes de ahorro (en síntesis, activos de bajo riesgo).
También pueden aumentar los tipos de interés los productos más conservadores se conviertan en una opción más atractiva.
En resumen, hay que monitorizar tu cartera para:
- Asegurarte de que se está cumpliendo el plan de inversión y te encaminas hacia los objetivos marcados.
- Analizar si estás asumiendo un nivel de riesgo elevado en base a tu perfil como inversor.
- Realizar las correcciones necesarias para mantener la diversificación adecuada y maximizar el rendimiento pasivo de tus inversiones.
Una cuestión importante en este sentido es conseguir agilidad a la hora de rotar el capital, puesto que te permite reaccionar con rapidez y evitar pérdidas innecesarias.
Una forma de conseguirlo es tener las inversiones concentradas en cuentas de uno o dos proveedores (brókers, bancos, etc.).
Los traspasos de capital dentro de la misma entidad suelen ser más rápidos. Por ejemplo, al tener tu liquidez en la cuenta de ahorro de alto rendimiento de Freedom24 puedes realizar compraventa de valores de forma ágil, para no perder oportunidades que hacen maximizar el rendimiento de tus inversiones.
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