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Guía para elegir el depósito bancario adecuado

Los depósitos bancarios son un instrumento de financiación con un riesgo prácticamente nulo.

La facilidad en su contratación y la inmutabilidad de las condiciones durante la vida del depósito hacen de ellos una buena opción para obtener de ellos una rentabilidad para nuestros ahorros.

¿Para qué sirven los depósitos bancarios?

Este tipo de productos financieros están diseñados para que cualquier persona pueda ahorrar tranquilamente sin preocuparse por la variación de la rentabilidad o la pérdida de capital como consecuencia de las fluctuaciones en un mercado financiero.

Son ideales para perfiles conservadores, aunque aptos para todo tipo de ahorrador. No existe un importe mínimo para abrir un depósito bancario (aunque en la práctica suele exigirse un mínimo de 600 €) y no existen condiciones para su contratación. Es realmente sencillo.

Pero la pregunta es la siguiente: ¿qué debo saber acerca de los depósitos bancarios para contratar el más adecuado a mis necesidades financieras?

En este artículo exponemos todo lo que debes saber para negociar este tipo de productos financieros como un profesional.

¿Qué es un depósito bancario? Características principales

Un depósito bancario es un tipo de producto financiero pensado para conseguir una mayor rentabilidad de los ahorros, superior a la que puedan ofrecer otros productos más habituales como las cuentas bancarias (cuya finalidad es más operativa).

Dependiendo de la disponibilidad del dinero una vez ingresado en el depósito (es decir, en función si los fondos están disponibles o no y del plazo del depósito) el interés generado puede ser mayor o menor.

“Los depósitos bancarios son imposiciones a plazo fijo, contratos bancarios de depósito irregular con una elevada remuneración y cuya disponibilidad para el dinero queda limitada al cumplimiento del plazo previamente pactado”.

Podemos resumirlos como un pacto entre una entidad bancaria y un particular (una persona, empresa, Administración Pública, ONG, etc. Incluso puede darse una contratación pluripersonal) en el cual el ahorrador renuncia a la disponibilidad de su dinero por un tiempo determinado, a cambio de una remuneración en forma de interés.

Existe un tipo de depósitos bancarios en los cuales el ahorrador puede acceder a los fondos en todo momento, como veremos posteriormente. Al finalizar el plazo pactado, los fondos quedan liberados.

El cliente tiene la opción de renovar el depósito. Se debe tener presente si existe una cláusula en el contrato que indique la renovación tácita (automáticamente, sin renegociar las condiciones).

Además de la rentabilidad, el factor de la seguridad es lo suficientemente importante para suponer una ventaja en este tipo de productos. Las condiciones no cambian durante la vida del contrato, el plazo y la rentabilidad es conocida de antemano.

Detrás de estos depósitos se encuentra el Fondo de Garantía de Depósitos de Entidades de Crédito, que ofrece una cobertura máxima de 100.000 €.

Así pues, si la entidad financiera entra en concurso de acreedores y tiene que suspender los pagos, el ahorrador tiene la total tranquilidad de que está cubierto por esta garantía: su dinero le será devuelto.

¿Qué tipos de depósitos bancarios existen?

Hay varias formas de clasificar los depósitos bancarios, pues se puede determinar su tipología, dependiendo del plazo vencimiento del depósito, etc.

Sin embargo, la forma más común de clasificar los depósitos bancarios es por su liquidez. Dependiendo de la disponibilidad que el cliente tiene de esos fondos podemos encontrar dos tipos de depósitos.

Depósitos a la vista

También conocidos como cuentas corrientes, son un tipo de depósitos con los que el usuario puede disponer cuando quiera del dinero ingresado en la cuenta.

En otras palabras, los fondos se encuentran en liquidez, totalmente disponibles por el titular (sin renunciar a una cierta rentabilidad por los mismos).

Las cuentas corrientes, además, también tienen una finalidad operativa y de soporte a otros productos bancarios. Pueden llevarse a cabo operaciones de todo tipo, como ingresar dinero, sacar dinero del cajero, hacer transferencias, domiciliaciones, etc.

Este tipo de depósitos disponen de una rentabilidad baja por esta versatilidad a la hora de disponer de los fondos en cualquier momento. Es tarea del ahorrador comprobar hasta qué punto es le es rentable mantener el dinero en liquidez (esto también depende en gran medida de su situación personal, familiar y financiera).

En este sentido, debemos tener presente que existen cuentas corrientes de alta rentabilidad. Este tipo de cuentas tienen la característica de premiar el ahorro con unos intereses superiores a las cuentas ordinarias, sin renunciar a la liquidez.

Cada entidad financiera las puede ofrecer al público con un nombre comercial distinto (“cuenta alto rendimiento”, “supercuenta”, etc.).

Depósitos a plazo fijo

Se trata de un depósito bancario puro (sin otros fines de tesorería y soporte, como las cuentas corrientes).

Este tipo de depósitos son los más importantes, pues ofrecen una rentabilidad más elevada, en compensación por el tiempo en el que el cliente renuncia a la disposición de los fondos.

Son el tipo de producto financiero de inversión preferidos por aquellos inversores de corte conservador, debido a inexistente nivel de riesgo. En estos depósitos, el cliente presta a la entidad financiera una cantidad de dinero.

El banco se compromete a devolver estos fondos en un tiempo concreto (es una forma de captación de fondos para el desarrollo de su actividad).

Durante ese espacio de tiempo, se generan unos intereses a favor del cliente por el préstamo concedido. La entidad bancaria debe abonar dichos intereses al final de la vida del depósito o de manera periódica (anual, trimestral, mensual).

Las condiciones sobre el plazo, interés a pagar y periodicidad de abono quedan establecidas en el contrato de depósito. La condición fundamental es que el usuario renuncia a poder retirar el dinero cuando precise.

Debe pagar una penalización en caso de hacerlo antes del plazo de vencimiento. Además de esta clasificación básica de los depósitos bancarios, podemos establecer otras distinciones.

Depósitos estructurados

Estos depósitos guardan similitud con el anterior tipo en cuanto que la disposición del dinero queda limitada al plazo convenido. La diferencia radica en que la rentabilidad se genera de manera totalmente diferente.

Los depósitos estructurados (también llamados depósitos referenciados), se encuentran vinculados a un índice de referencia.

En unos casos, se toma un índice del mercado interbancario, como puede ser el Euribor, pero también pueden estar enlazados con índices bursátiles como el Ibex-35, el Dow Jones, etc. Incluso pueden tener relación con la cotización de las acciones (una acción o una cartera de acciones).

Todo esto significa que los intereses de los depósitos estructurados no están garantizados, y que se corre el riesgo de que la rentabilidad final tienda a cero.

Sin embargo, el inversor tiene un conocimiento preciso de cuáles son las condiciones para el cálculo de la rentabilidad. Por otra parte, los depósitos estructurados tienen la garantía de que el capital invertido no sufrirá una minusvaloración.

Existen depósitos estructurados con una parte fija, tal y como de un depósito a plazo fijo se tratase, y otra vinculada a un índice.

Depósitos combinados

Esta modalidad combina los depósitos a plazo fijo con otros productos financieros de inversión.

Se construyen con una parte fija, la cual funciona bajo las directrices tradicionales, y otra que depende de otro producto vinculado al depósito.

Pueden estar vinculados a cualquier producto, sin embargo, generalmente se toma algún fondo de inversión para establecer la combinación.

En este tipo de depósitos, una parte del capital se destina a un depósito a plazo fijo tradicional y otra, normalmente, a un fondo de inversión. Lo principal, cuando se colocan los ahorros en depósitos combinados, es tener presentes las condiciones del producto financiero al cual están vinculados (liquidez, comisiones, etc.).

El Fondo de Garantía de Depósitos tan sólo cubre la parte correspondiente al depósito a plazo fijo. Los fondos de inversión tienen una garantía similar (el Fondo de Garantía de Inversiones); no obstante, el ahorrador debe comprobar si cuenta con este tipo de garantías para su dinero.

¿Qué seguridad ofrecen los depósitos bancarios?

Uno de los aspectos más importantes de este producto bancario es la seguridad que ofrecen, pues el Fondo de Garantía de Depósitos de Entidades de Crédito se encuentra detrás para proteger a los clientes ante problemas graves, como podría ser la quiebra de un banco o su entrada en suspensión de pagos.

El Fondo de Garantía de Depósitos de Entidades de Crédito cuenta con la financiación de los distintos bancos y entidades financieras españolas, además del Banco de España.

De esta manera, ante situaciones donde el banco no pueda responder con lo acordado con el cliente, el Fondo de Garantía de Depósitos de Entidades de Crédito será capaz de garantizar hasta 100.000 euros por entidad financiera y titular.

Además de la tranquilidad que ofrece el Fondo de Garantía de Inversiones, los depósitos bancarios están considerados como productos con un riesgo prácticamente inexistente.

Las características que los dotan de esta seguridad son las siguientes:

  • Transparencia y claridad a la hora de contratar (excluyendo, lógicamente, los productos estructurados).
  • Conocimiento del plazo y la rentabilidad de antemano.
  • Condiciones fijas e invariables durante toda la vida del depósito.
  • Los depósitos bancarios no cotizan en un mercado organizado, el capital invertido no está expuesto a sufrir una depreciación.

¿Cuánto dinero se puede ganar con los depósitos bancarios?

No existe una respuesta clara a esa pregunta. Para poder ser contestada correctamente se necesita tener claro una serie de factores como:

  1. El importe total invertido
  2. El plazo de tiempo que debe de permanecer el dinero en el depósito
  3. La rentabilidad que ofrezca el mismo.

Hay toda una serie de cuestiones que van más allá de las evidentes, y que pueden condicionar la cantidad total de dinero que se puede ganar con un depósito.

Los tipos de interés

En función de cómo se encuentre el mercado del dinero (mercado monetario interbancario) los depósitos pueden ser más o menos rentables.

En un entorno de tipos bajos, cuando el Euríbor tiene una rentabilidad prácticamente nula, no se puede esperar mucho de los depósitos bancarios.

El mercado interbancario depende de las políticas monetarias que se lleven a cabo por parte del Banco Central Europeo (cuando los depósitos se realizan en otras divisas, habrá que atender a su banco central correspondiente y sus mercados monetarios).

Además, también influye la confianza existente entre las distintas entidades que intervienen en él.

La política comercial del banco

No todos los bancos son iguales (esta frase la repetimos hasta la saciedad) por este motivo es necesario realizar una comparación precisa de las diferentes ofertas de productos bancarios.

Cada entidad tiene una política diferente, intenta conseguir objetivos diferentes y ofrece una serie de condiciones diferentes. Esta página se ha creado precisamente para ayudarte a tomar la mejor decisión.

Es posible, por ejemplo, que un determinado banco tenga la necesidad de captar fondos y realice una oferta en cuanto a depósitos a plazo fijo con unas condiciones más ventajosas.

Por otra parte, si tenemos un conocimiento preciso de nuestras necesidades financieras y las ofertas del sector, estamos en disposición de realizar una negociación seria de las condiciones del depósito que nos disponemos a contratar.

El plazo del depósito

Como norma general, cuanto mayor sea el plazo del depósito, mayor será el interés a pagar por el mismo, a pesar de que el importe depositado sea el mismo.

Esto se debe a que, cuanto mayor sea el plazo, mayor es el riesgo que asume el ahorrador ante una subida de la inflación o de los tipos de interés (lo que, en términos reales, le restaría rentabilidad al depósito bancario).

Es lo que se conoce como “riesgo de duración”. Existen condiciones excepcionales en las que los tipos de interés a corto plazo se sitúan por encima de los de plazos más dilatados.

Es una anomalía del mercado que se denomina “inversión de la curva de tipos” (normalmente anticipa una recesión económica). Lo normal es que los intereses sean mayores cuanto mayor sea el plazo exigido, esto sucede en el mercado interbancario, en los activos de renta fija, en los préstamos y, como no, en los depósitos bancarios.

Se debe detallar bien en el contrato la fecha en la cual el dinero comienza a devengar intereses, así como la fecha de vencimiento.

La fiscalidad

Los intereses generados por el depósito bancario están sujetos a tributación, pues desde Hacienda se considera que dichos beneficios entran dentro de los denominados “rendimientos de capital mobiliario” (como renta del ahorro).

Dependiendo de la cantidad de dinero a ganar (el beneficio exclusivamente) se aplica una fiscalidad y otra. Es importante tener esto en cuanto para saber cuánto se gana realmente, por ello este punto se desarrolla posteriormente con mayor detalle.

Las cancelaciones anticipadas

Si el cliente desea disponer en algún momento del dinero introducido en el depósito, antes de su vencimiento, deberá compensar a la entidad bancaria con las denominadas “penalizaciones por cancelaciones anticipadas” que figuren en el contrato.

Estas penalizaciones suelen ir asociadas a una reducción de la rentabilidad total, incluso convertirla en un 0%.

Los productos vinculados

Es posible que la entidad financiera obligue al usuario a contratar otros productos financieros a cambio. Los costes relacionados con estos productos deben tenerse en cuenta de cara a valorar globalmente la rentabilidad del depósito bancario.

Por otra parte, es posible negociar con la entidad y exigir una mayor rentabilidad por el depósito si se tienen otros productos contratados con ella.

Las entidades bancarias realizan un cálculo de la rentabilidad total de cada cliente, si eres un cliente rentable, pueden ofrecerte mejores condiciones.

Claro está, se debe buscar un equilibrio entre las comisiones y costes a pagar por otros productos bancarios y la rentabilidad a obtener por un depósito. No es recomendable contratar productos que no satisfagan necesidades financieras reales.

El coste de la cuenta bancaria

Al contratar un depósito, es bastante frecuente que la entidad financiera obligue a abrir una cuenta bancaria como soporte a este producto financiero, si no se tiene ya una.

Los costes de dicha cuenta bancaria deben también valorarse a la hora de calcular todas las ganancias generadas por el depósito bancario. Como se ha mencionado anteriormente, todas las condiciones son negociables.

Es preciso minorizar los costes.

¿Qué fiscalidad tienen los depósitos bancarios?

Una de las preguntas más frecuentes cuando una persona se plantea constituir un ahorro instrumentado en un depósito bancario suele ser sobre la fiscalidad.

Los impuestos tienen la capacidad de minar la rentabilidad y es necesario gestionar este aspecto. De cara a la Agencia Tributaria, el dinero generado se clasifica como “rendimientos de capital mobiliario”, teniendo que tributar únicamente por los intereses percibidos (el capital invertido queda exento de tributación).

El tipo de interés tributario depende del dinero generado, según los tramos que se establecen en la fiscalidad relativa al ahorro:

  • Hasta 6.000 euros: se tributa un 19%.
  • Entre 6.000 euros y 50.000 euros: se tributa un 21%.
  • Más de 50.000 euros: se tributa un 23%.

Hacienda retiene un 19% en el momento de percibir intereses. Después, en la declaración correspondiente, se liquidan las cuentas pendientes.

¿Qué ocurre si cancelo un depósito antes del plazo de vencimiento?

Como se ha comentado anteriormente, los depósitos a plazo fijo tienen la particularidad de no permitir una disposición total del dinero almacenado en el mismo (son productos ilíquidos).

Sin embargo, sí es posible disponer de ese dinero y cancelar el depósito con antelación, teniendo que pagar unas penalizaciones. La cuantía total de este tipo de penalizaciones depende de lo acordado con la entidad en el momento de la firma de contratación del producto.

Las más comunes son las siguientes:

Comisión por retirada total

Esta es la situación más drástica posible que puede darse. En este caso, la entidad financiera puede incluso reducir de forma absoluta los intereses generados hasta ese mismo momento, pudiendo obtenerse una rentabilidad nula (0%).

En cualquier caso, la normativa en ningún caso permite que la rentabilidad pueda ser negativa por causa de una penalización de este tipo.

Comisión por retirada parcial

En este caso, el usuario decide retirar parte del dinero colocado en el depósito, con lo cual, se aplica una penalización sobre los intereses que todavía quedan pendientes de pago.

La entidad decidirá reducir la cantidad de intereses teniendo como referencia el tiempo que falta para que venza el depósito.

¿Qué se debe tener en cuenta a la hora de contratar un depósito?

Contratar un depósito bancario es una decisión lo suficientemente importante como para tener en cuenta una serie de factores antes de elegir el más adecuado para cada situación.

Más allá de la seguridad (que está respaldada por el Fondo de Garantía de Depósitos de Entidades de Crédito, visto anteriormente) tanto el plazo de tiempo como la rentabilidad resultante, son elementos determinantes a la hora de tomar una decisión.

Para que puedas negociar con éxito un depósito bancario, resumimos lo expuesto en este artículo en forma de claves o consejos para contratar un depósito bancario.

Estos son los aspectos a los que debes prestar atención:

  • Plazo: la cantidad total de tiempo que se estará sin poder tocar el dinero coloca en el depósito. Es fundamental ser consciente del tiempo que reclama un depósito de estas características y asegurarse que no se necesitará el dinero mientras dure la acción del depósito bancario. También es importante comprobar en el contrato en qué fecha el dinero depositado comienza a generar intereses y cuál es el día exacto del vencimiento.
  • Rentabilidad: uno de los aspectos más importantes que existen. Debes que fijarse en el TIN (Tipo de Interés Anual) que ofrece el depósito en cuestión, para calcular cuánto dinero es posible ganar durante el tiempo en el que este dinero permanece dentro del banco. Sin embargo, es importante ver si con la contratación del depósito se exigen otros productos, puede pueden conllevar costes que acaben por mermar la rentabilidad total del depósito. Para comparar depósitos debes fijarte en la TAE (Tasa Anual Equivalente), cuanto más elevada sea, mejor.
  • Renovación: se trata de una cuestión que suele pasar desapercibida y que puede provocar desagradables sorpresas en el futuro. Hay depósitos que disponen de una renovación automática tras cumplir el plazo, con lo que se volvería a entrar en el ciclo de rentabilidad del mismo si no se detecta antes (además, es posible que apliquen las condiciones estándar y no las negociadas anteriormente). Mirar esta situación permitirá evitar problemas.
  • Forma de liquidación de intereses: en el propio contrato, debe quedar claro si los intereses se liquidarán al vencimiento o de forma periódica. Este asunto dependerá de las preferencias de cada ahorrador y, como todo, es perfectamente negociable.
  • Comisiones por cancelación anticipada: importante saber a qué debemos hacer frente en caso de tener la necesidad de disponer de esos fondos. Comprobar en el contrato, preguntar, negociar, comparar, etc.
  • Vinculaciones y cuenta asociada: ¿tenemos con esta entidad contratados otros productos bancarios que necesitamos? ¿Podemos transferir alguno si nos ofrecen mejores condiciones? ¿Qué costes tienen para nosotros estos productos paralelos? ¿Podemos suprimirlos? Hay que analizar nuestra relación con el banco desde un punto de vista global. Los costes de los productos vinculados restan rentabilidad a los depósitos bancarios.
  • Regalos, ventajas y otras retribuciones en especie: es posible que el banco nos ofrezca (o podamos negociar) otra serie de ventajas o beneficios, al margen del interés generado por el depósito. El ahorrador debe ser consciente de que este tipo de incentivos no deben condicionar la decisión de contratar un producto bancario de estas características. Los costes, la rentabilidad, el plazo del depósito y, en síntesis, todas las cuestiones vistas en este artículo son los elementos a valorar.

Esperamos que esta guía para contratar los mejores depósitos bancarios te oriente a escoger el tipo más adecuado para tus necesidades financieras. No dudes en contactarnos si necesitas más información.