A continuación, te mostramos todo lo que necesitas saber sobre qué es un aval, para qué sirve y cuáles son sus características principales. Es importante conocer este concepto puesto que puede servirte a la hora conseguir financiación bancaria.
¿Qué es un aval?
Un aval es un contrato de garantía para asegurar el cumplimiento de una deuda. Pero, a diferencia de una hipoteca o una prenda, en los que la garantía es un bien real, el aval representa una garantía personal, en la que interviene un tercero denominado “avalista”.
Dicho de otro modo, mediante un aval, una persona (puede ser física o jurídica) garantiza el cumplimiento de una obligación contractual. En caso de que el obligado principal incumpla sus compromisos de pago, el avalista responderá por el deudor y asumirá sus obligaciones de pago.
Se dice que es una garantía personal porque el avalista responde personalmente con todo su patrimonio, presente y futuro.
¿Para qué se necesita un aval?
Un aval refuerza el contrato de crédito. De hecho, su finalidad es asegurar el cumplimiento del crédito (entendido “crédito” en el sentido amplio de la palabra).
A priori, cualquier crédito tiene una garantía general, consistente en el patrimonio del deudor principal. Sin embargo, el deudor tiene capacidad de contraer nuevas deudas o bien liquidar su patrimonio tras pedir un préstamo personal, una tarjeta de crédito, etc. con lo que su garantía personal queda debilitada.
Con motivo de prevenir una situación de insolvencia del deudor, existen los contratos de garantía. Entre ellos, el aval, porque existen otros tipos de garantía.
¿En qué casos las entidades bancarias piden aval?
Normalmente, cuando los bancos solicitan garantías adicionales, es porque el deudor principal no cumple con los requisitos de solvencia que exigen.
Cada entidad tiene sus propias políticas de riesgo, pero, en términos generales, estos son algunos síntomas por los que pueden denegarla o pedir un aval:
- No se tiene un nivel de ingresos suficiente para hacer frente al pago de las cuotas sin comprometer la estabilidad financiera (como norma general, no debemos comprometer más del 30% de los ingresos mensuales al pago de deudas).
- Siguiendo el mismo argumento que el punto anterior, si el solicitante tiene una serie de deudas (aunque las mantenga al día) y se considera que su carga financiera es elevada.
- No se tiene suficiente antigüedad en el trabajo o la situación laboral no se presenta estable para garantizar que el prestatario mantendrá su nivel de ingresos.
- La finalidad del préstamo es un servicio o un bien intangible, el cual no puede servir de garantía ni se puede liquidar para amortizar el préstamo.
Tipos de avales
Existen varias clasificaciones de los avales, entre ellas, quizá la más general puede ser la que distingue entre los avales técnicos y los avales económicos:
- Aval técnico: son aquellos en los que se garantiza el cumplimiento de una obligación no dineraria. No se trata de garantía para garantizar deudas, sino la capacidad para realizar una obra o servicio. Suelen ser solicitados en procedimientos administrativos.
- Aval económico: es el que estamos tratando y únicamente obliga al avalista a abonar una cierta cantidad de dinero. Puede ser de tipo económico-financiero (para garantizar la devolución de un préstamo) o de tipo económico-comercial (para cubrir el pago de una cantidad derivada de una transacción comercial).
Por otra parte, pueden estar determinados según la facultad que tenga el beneficiario para solicitarle las cantidades al avalista:
- Aval simple: únicamente se reclama al avalista si el deudor principal no cumple con sus obligaciones de pago.
- Aval solidario: el beneficiario puede reclamar tanto al avalado como al avalista sin hacer distinción.
También podemos distinguir a los avales según su plazo de duración:
- Por plazo determinado.
- Por plazo indeterminado o duración indefinida.
Cabe la pena mencionar que las entidades bancarias también pueden expedir avales a favor de un cliente. En realidad, son un tipo de producto bancario, en el que, en lugar de financiación directa, el banco concede una garantía. Normalmente son contratos onerosos, es decir, el banco aplica comisiones por prestar su aval.
¿Cómo funciona un aval?: Requisitos y obligaciones
En ocasiones, los avales se solicitan en conjunto con otro tipo de garantías. Por ejemplo, a la hora de solicitar una hipoteca, el banco puede pedirnos un aval. En este caso, en el contrato de préstamo hipotecario intervienen tres tipos de garantías:
- La general, que viene determinada por el patrimonio de propio deudor.
- La garantía hipotecaria. Es decir, el bien inmueble que queda afecto al cumplimiento de pago.
- La garantía personal de un tercero. Un avalista.
En realidad, un aval es un contrato privado. Por lo tanto, los requisitos y obligaciones son las que acuerden las partes. Sin embargo, en un contrato de aval con una entidad bancaria suele aparecer los siguientes elementos:
- Los elementos personales del contrato: quién es el avalista, el avalado y a favor de quién se presta el aval (el beneficiario).
- La obligación (el préstamo, crédito, etc.) que se garantiza, de forma clara y concisa.
- A cuanto asciende la exigibilidad y si existe plazo de duración.
- Las condiciones que deben darse para que la garantía pueda ser ejecutada.
- Los requisitos para su extinción o cancelación.
- Si es a título gratuito o no. En caso de no ser gratuito, cuáles son los gastos que devenga y quién debe asumirlo (generalmente, por parte del avalado).
- Normalmente, las entidades bancarias suelen pedir avales de tipo solidario.
Requisitos para que las entidades aprueben un aval
En caso de que necesites un avalista para conseguir financiación, debes tener presentes esta serie de requisitos para tener más posibilidades te aprueben el préstamo:
- El avalista debe ser mayor de edad: aunque un menor puede prestar aval en según qué casos, no es lo más normal.
- El nivel de solvencia del avalista es un elemento importante: si la persona que avala el préstamo tiene unos ingresos estables, no tiene deudas y cuenta con un buen historial crediticio, será bien visto por la entidad.
- El patrimonio: además de su situación financiera personal, si un avalista cuenta con bienes o propiedades que no tengan cargas, será más sencillo que sea aceptado por los bancos y se apruebe la financiación.
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